Bushra vive en Siria y hace dos años perdió el uso de la mano debido a un accidente. Ahora, gracias al apoyo de su fisioterapeuta, todo vuelve a la normalidad.
Bushra tiene 20 años y es una de las protagonistas del programa «Semillas de Esperanza» en Siria, que también ofrece tratamientos de fisioterapia funcional a 400 pacientes con mutilaciones de guerra o discapacidades relacionadas directa e indirectamente con el conflicto.
A esta edad, como se dice, se tiene «toda la vida por delante» y así fue también para Bushra, a pesar de las dificultades de vivir en Siria, una tierra martirizada por años de guerra, sanciones internacionales y la pandemia de Covid19.
Sin embargo, hace dos años, un accidente provocó lesiones en los tendones de los dedos y de la palma, provocando una deformación de la mano izquierda e impidiendo su uso incluso para las acciones más simples.
Después de varias cirugías y tratamientos en los tendones, el movimiento de la mano aún no había vuelto a ser eficiente y los médicos tampoco estaban seguros de que se recuperaría.
A pesar de esto y a pesar de que la moral de Buhsra era realmente baja, temiendo no poder recuperar su mano, incluso desde el punto de vista estético, comenzó el tratamiento con los operadores del programa «Semillas de Esperanza» en Siria.
Al principio, Mary, la fisioterapeuta que la seguía y que luego se convirtió en una buena amiga, comenzó con masajes y tratamientos para relajar las contracturas. Viendo algunas mejoras, se ha cambiado a masajes más profundos y pequeños ejercicios para las articulaciones.
Con la ayuda constante de la fisioterapeuta, fundamental también para infundir valor y esperanza, Buhsra ha vuelto hoy a usar la mano para todas sus necesidades diarias, y el aspecto estético ha mejorado notablemente.
María, que la acompañó también psicológicamente hoy nos dice: «Su alegría (de Buhsra, ndr) es mi éxito.» Y Buhsra, que entretanto se ha matriculado en la universidad, ahora ha vuelto a vivir una vida plena, similar a la de todos sus compañeros, lista para mirar hacia el futuro, como debería hacerse a los veinte años.
En Siria, el colapso de los servicios públicos, especialmente los de salud, impide a muchas personas recibir tratamiento, especialmente a quienes han sufrido traumas y necesitan fisioterapia. Por ello, una parte de las intervenciones del programa «Semillas de Esperanza» se dirige precisamente a quienes necesitan apoyo para recuperar su autonomía física y volver a ser protagonistas de su vida cotidiana.