La vida de Hayat, en Siria, no ha sido fácil hasta ahora que tiene 55 años: la enfermedad, el miedo a no ser capaz, la guerra, la crisis económica, la sensación de estar sola para hacer frente a todo.
Hace unos meses, en noviembre de 2021, el esposo de Hayat murió de cáncer de estómago. Ella también ha estado luchando contra el cáncer de mama desde 2018, pero la situación económica de su familia, a lo largo de estos años, no le ha permitido comprar regularmente los medicamentos necesarios.
Hayat se ha enterado del proyecto de la UMA «Semillas de Esperanza», que proporciona asistencia primaria en Siria, incluyendo atención médica. Con la llegada regular de las medicinas, también se alivió la sensación de soledad de la pareja: «Nos sentimos tranquilos, y ya no estábamos preocupados por la falta de medicinas, ya no teníamos miedo, y eso ayudó a mejorar nuestro estado psicológico».
La muerte de su esposo obligó a Hayat de nuevo a lidiar con sus miedos, y el dolor regresó. Pero los operadores del proyecto «Semillas de Esperanza» no la abandonaron, sino que trataron de estar aún más cerca de ella: «Cuando vine a esta oficina por primera vez pensé que sólo tomaría mis medicinas, pero lo que tuve fue mucho más: me apoyaron en todos los aspectos, de ellos saqué mi fuerza, se convirtieron en mi reflejo. Siempre están a mi lado, como una familia».
Hayad sabe lo importante que es todo esto para cualquiera que viva en una situación de vulnerabilidad, por lo que es importante poder devolver el amor recibido: «Espero que mi salud mejore para poder ayudar a los que me necesitan».