El 16 de abril de 2016, la costa ecuatoriana se vio afectada por un terremoto de magnitud 7.8 en la escala de Richter: uno de los más destructivos después de 1987. La población de Esmeraldas, que vive de la pesca tradicional y la recoleccción conchas, era ya una de las más pobres del país y ha visto empeorar su situación.
Después de las primeras intervenciones para responder a la emergencia, el proyecto “Sunrise Ecuador” actualmente apoya a las comunidades de Sálima, 10 de agosto y Macará en un proceso que, además de los aspectos materiales y económicos, propone la reconstrucción psicosocial para recuperar las esperanzas en los miembros de estas comunidades.
No los dejemos solos
El advenimiento de la emergencia ha agravado la situación de vulnerabilidad que afecta principalmente a los niños.
El hambre, la sensación de abandono, el temor al futuro pueden hacer que los niños y adolescentes sean presa fácil del uso de estupefacientes y la explotación por parte de organizaciones sin escrúpulos de narcotraficantes.
Es por esto que las primeras actividades de “Sunrise Ecuador” también tienen que ver con la capacitación, el ocio, el compromiso social y la construcción de instalaciones para niños y adolescentes.