BIRASHOBOKA! En kirundi significa “SE PUEDE HACER”
Es de esta convicción que nació el proyecto de Microcrédito comunitario. A pesar de las grandes dificultades que aún enfrenta el país. En los últimos años hemos descubierto que apoyar las habilidades e ideas de la comunidad local es la mejor manera de lograr un desarrollo consciente y duradero.
Burundi, el segundo país más densamente poblado de África, es uno de los cinco países con las tasas de pobreza más altas del mundo, ocupando el puesto 185 de 189 países en términos del Índice de Desarrollo Humano (Informe de 2019). Casi una familia de cada dos, aproximadamente 4,6 millones de personas, padecen inseguridad alimentaria y más de la mitad de los niños están desnutridos (WFP, 2014 y 2016). Además, el acceso al agua y al saneamiento es muy escaso y menos del 5% de la población está conectada a la red eléctrica (Banco Mundial, 2016). La situación sanitaria en el país también sigue siendo preocupante, la mayor parte de la población tiene que pagar directamente la asistencia sanitaria.
Desde 2007, AMU y CASOBU han estado acompañando a las familias de Burundi en un camino para mejorar sus condiciones de vida interviniendo en diversos ámbitos.
El proyecto “¡Se puede hacer!” tiene como objeto crear grupos de microcrédito comunitarios cuyos miembros puedan auto sustentarse para la creación de actividades profesionales y, en la segunda fase, crear un grupo comunitario de micro financiación para apoyar el crecimiento de proyectos en expansión.
El proyecto “¡Se puede hacer! – micro financiación comunitaria” propone dos fases.
El proyecto se realiza con la aportación EDC – Economía de Comunión: 50.954,46 €
* El inicio de la fase 2 está sujeto a la obtención de la financiación necesaria
El proyecto “¡Se puede hacer! – micro financiación comunitaria” propone dos fases.
- En la fase 1, el objetivo es incentivar el incremento del número de grupos comunitarios de microcrédito acompañándolos con formación, supervisión y apoyo en el estudio de factibilidad de actividades generadoras de ingresos de acuerdo con las líneas de gestión de la Economía de Comunión.
- En la fase 2 – cuyo comienzo está sujeto a la obtención de la financiación necesaria- el objetivo es garantizar el acceso a servicios de ahorro y crédito más sustanciales para los grupos considerados maduros gracias a la creación y puesta en marcha de un Grupo de Micro financiación Comunitaria.
* El inicio de la fase 2 está sujeto a la obtención de la financiación necesaria
Los grupos de microcrédito, que utilizan la metodología SILC (Savings and Internal Lending Communities), incluyen de 10 a 25 personas que se autoseleccionan y autofinancian recaudando y poniendo en un fondo común sus propios ahorros. De esta manera, el grupo puede otorgar pequeños créditos a componentes individuales, reembolsables con una tasa de interés mínima, para satisfacer sus necesidades financieras a corto plazo y ayudarlos a iniciar y gestionar pequeñas actividades generadoras de ingresos.
Hasta 2020, se han iniciado 150 grupos que funcionan con regularidad, con un total de unos 3.000 miembros, el 60% de los cuales son mujeres
Cuando los grupos de microcrédito y sus miembros (con la experiencia que han adquirido y que pueden haberse convertido en precooperativas y cooperativas) quieren invertir para ampliar sus actividades, a menudo les resulta difícil acceder a la financiación necesaria. De hecho, en un grupo SILC, un miembro no puede acceder a un crédito que supere el triple de sus ahorros.
Aquellos con mayores capacidades y proyectos, por lo tanto, corren el riesgo de no poder llevarlos a cabo por las limitaciones del microcrédito y porque aún no tienen la fortaleza y las características para acceder a otras formas de financiamiento fuera del grupo. De aquí nace la idea de crear un Grupo de Micro financiación Comunitaria que pueda conceder préstamos individuales o grupales y ofrecer servicios de ahorro.