El campamento médico —realizado con fondos recaudados por la Coordinación de Emergencia del Movimiento de los Focolares, AMU y AFN – visitó una de las aldeas afectadas por las inundaciones. Durante todo el día, el flujo de pacientes era continuo.
El campamento médico —realizado con fondos recaudados por la Coordinación de Emergencia del Movimiento de los Focolares, AMU y AFN – visitó una de las aldeas afectadas por las inundaciones. Durante todo el día, el flujo de pacientes era continuo.
En la provincia de Sindh, Pakistán, las casas se construyen con tejados de bambú. Las cañas y arcilla sirven para aislar del gran calor, de hasta 50 °C en verano, pero no son techos que resistan la lluvia. En estas viviendas tan pobres viven los trabajadores sin tierra, a merced de los propietarios (los terratenientes): cuando el propietario les echa, se llevan consigo sus vigas y cañas de bambú, que pueden reutilizar para construir nuevas casas en otros lugares. Fueron los más afectados por las inundaciones de hace seis meses.
“El agua llegó hasta aquí”, dice uno de los granjeros, “un niño la vio venir, corrió al pueblo y nos avisó a todos. Apenas tuvimos tiempo de huir montaña arriba con los agricultores, los numerosos niños y nuestro ganado. Estuvimos allí un mes y medio. Durante ese tiempo murieron tres personas por mordeduras de serpiente, porque todo lo que podía andar o arrastrarse había huido allí. Ahora hemos vuelto a nuestro pueblo y tenemos que empezar de nuevo”.
Llevar un campamento médico de primeros auxilios a estas aldeas significa poder distribuir medicinas y tratamientos que de otro modo serían imposibles para las personas que viven en estas zonas. Y precisamente a una de estas comunidades — a cinco horas en auto de la ciudad de Karachi — llegó uno de los campamentos médicos organizados gracias a los fondos recaudados por la Coordinación de Emergencias del Movimiento de los Focolares, AMU y AFN.
El campamento médico se detuvo durante un día y el equipo médico se alojó en una casa compuesta por varias habitaciones: un consultorio improvisado con solo dos sillas y una estantería en la que colocar los medicamentos. Una habitación contigua estaba reservada a las mujeres, donde se realizaban las visitas y se impartía formación para prevenir nuevas enfermedades.
Tan pronto como los habitantes del pueblo vieron llegar al equipo, corrieron inmediatamente a ser examinados.
Una de las enfermedades más comunes en Pakistán es la diabetes y muchos ancianos tienen úlceras en las piernas y llagas en los pies, para las que necesitan tratamiento. El Dr. Saad, médico general y pediatra, miembro del equipo, se ocupó inmediatamente de ellos. También hay muchos pacientes jóvenes: niños desnutridos con problemas estomacales e intestinales.
El Dr. Saad escuchó pacientemente a todos e intentó aliviar su sufrimiento. Dos enfermeras distribuyeron la medicación siguiendo las instrucciones del médico, mientras Shafaqat (la otra enfermera del equipo médico) intentaba explicar la dosis de la medicación prescrita y cómo administrarla; una tarea nada fácil. No todos hablan la lengua nacional, el urdu, y el sindhi es una lengua extranjera para los que vienen de Karachi.
Durante todo el día, el flujo de pacientes no cesó. Por la noche, se desmanteló el campamento y el equipo regresó a Karachi, conduciendo por carreteras que habían quedado en muy mal estado por las inundaciones.
(El artículo está tomado de un informe de Jiulia Ritter, del Movimiento de los Focolares en Karachi e Hyderabad, Pakistán)