Gracias a la fisioterapia y a las curas del centro de Homs, Dima está dando “pasos de gigante” para alcanzar su sueño de salir a jugar libremente con sus amigos.
En Siria muchos niños con discapacidad no pueden seguir los tratamientos y la rehabilitación. La guerra y las sanciones internacionales han inutilizado los servicios públicos y han hecho muy costosos los tratamientos especializados.
Dima tiene 10 años y sufre una grave parálisis, cursa tercero de primaria, pero ha tenido que interrumpir sus estudios precisamente por su enfermedad. Desde marzo la están tratando en el centro para tratamientos de fisioterapia de “Khatwa” con notables progresos.
Su familia ha vivido los horrores de la Guerra y ha tenido que afrontar las graves consecuencias, obligada a huir desde Palmira a Raqqa y luego a Homs. La madre de Dima trabaja como empleada, el hermano mayor va al instituto, mientras los dos más pequeños han tenido que dejar el colegio para ayudar al padre a vender cartones y objetos usados.
Una vez en Homs, la familia de Dima ha intentado seguir con los tratamientos y las terapias necesarias a pesar de las difíciles condiciones económicas en las que se encontraban. Cuando estaban en Palmira Dima estaba siguiendo un tratamiento de fisioterapia, interrumpido a causa de su desplazamiento. Precisamente aquel periodo habría sido de suma importancia por los resultados que estaba obteniendo. Por desgracia, las causas externas han tenido que interrumpir dicho tratamiento empeorando las condiciones de Dima y haciéndole perder también los beneficios de los progresos que había hecho. Cuando llegaron a Homs se llevaron a cabo diversas actuaciones para intentar recuperar la situación, la última de la cuales tuvo lugar el 3 de enero de 2021 tras la cual se comenzó el tratamiento con el centro “Khatwa”. En aquel momento, Dima no estaba en condiciones de moverse, pero el terapeuta comenzó de todos modos a trabajar con ella hasta que, poco a poco, ha sido capaz de levantarse de Nuevo y dar sus primeros pasos.
Precisamente el coraje y al clima de confianza que se ha conseguido crear entre Dima, su familia y el terapeuta, Le han permitido encontrar de Nuevo la esperanza. Ha comenzado un periodo de ejercicios y pruebas que hoy hacen posible su sueño: poder ponerse vestidos nuevos de la fiesta y salir a jugar con sus amigos.