La pandemia ha traído consigo momentos de aislamiento y restricciones que, si bien son necesarias para contener la infección, han tenido un gran impacto en la vida cotidiana de todos nosotros. En Ecuador, los jóvenes han sentido mucho la falta de unión y la posibilidad de vivir experiencias con sus compañeros.
Por eso, cuando fue posible, organizamos actividades para ayudar a estar juntos y redescubrir su papel y potencial dentro de sus comunidades.
Mi sueño es estudiar, disfruté de todos los talleres, aprendí a cuidar el ecosistema, a relacionarme mejor con los demás, aprendí a expresarme mejor, aprendí que hay nuevas oportunidades.
Los itinerarios de sensibilización y formación se alternaron con momentos de juego, diversión y actuaciones artísticas organizadas con niños y niñas de las tres comunidades.
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Fue un placer para nosotros tener esta oportunidad, fue algo nuevo. Juegos y actividades para compartir con los amigos de la comunidad. Sé que los jóvenes tenemos talentos, pero por timidez no los mostramos, pero gracias a estos momentos he aprendido a dejar de avergonzarme y a expresarme en público…
Redescubriendo y practicando la regla de oro “Haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti”, los jóvenes también han recuperado el sentido de reciprocidad, típico de las intervenciones de AMU.
Al hablar de su futuro, siempre subrayan su deseo de crecer y poder poner sus talentos y habilidades a disposición de los demás:
Me gusta aprender cosas nuevas y compartir con los demás lo que he aprendido. Me encantaría estudiar para ser una buena profesional y ayudar a los demás. Lo que más he aprendido en el grupo es trabajar en equipo, permanecer unidos y saber compartir.
Nota: Uno de los objetivos del proyecto de emergencia Esperanza ha sido acompañar a los jóvenes en la construcción participativa de proyectos de desarrollo, según sus necesidades y expectativas.