Sus manos son capaces de transformar simples telas en sábanas decoradas. Con el microcrédito comunitario, ha convertido este talento en un trabajo lucrativo. ¿Su sueño? Poder seguir creciendo, de la mano de su comunidad.
Faouzia Manirambona tiene un gran don: sus manos son capaces de crear maravillosos bordados, tejiendo hilos de colores con destreza y una sabiduría que viene de lejos. La mujer vive en Buyenzi, en la provincia de Bujumbura, Burundi. Es viuda y tiene dos hijas. Bordar sábanas es su trabajo, junto con la venta de artículos usados. Una pasión que le permite mantener a su familia: “Compro telas lisas que transformo en sábanas gracias al bordado con aguja e hilo de algodón. Luego las revendo”.
Faouzia Manirambona es miembro de uno de los grupos de microcrédito y ahorro acompañados por CASOBU (Cadre Associatif des solidaires du Burundi) a través del proyecto Si può fare! (¡Se puede hacer!) apoyado por AMU, para que el desarrollo —consciente— de las comunidades locales se base en las habilidades e ideas de quienes forman parte de él. Faouzia es una mujer inteligente. Inmediatamente invirtió en su pequeño negocio para hacerlo progresar poco a poco: “Corrí al mercado a buscar tela”. Si antes solo podía comprar un número limitado de telas, ya que no tenía dinero suficiente para invertir, ahora su primer paso fue aumentar sus compras. Y los resultados llegaron: “El trabajo es continuo. Cuando termino de bordar una sábana, empiezo otra directamente sin interrupción porque tengo más material a disposición. Ahora puedo bordar hasta diez sábanas al año, mientras que antes no podía”.
Finalmente, Faouzia puede ocuparse de sus hijas sin dificultad. Su vida ha cambiado. Pero aún le queda un sueño por cumplir, poder trabajar en casa: “Pagar el alquiler todos los meses ralentiza mi actividad”. Participar en el programa comunitario de microcrédito ha representado para ella un punto de cambio, del que es consciente. Está convencida de que este apoyo es fundamental para el desarrollo de su comunidad: tanto es así que dedica parte de su tiempo a sensibilizar a otras mujeres que viven en condiciones precarias, invitándoles a unirse al proyecto, Si può fare! Y aquí también han llegado los primeros resultados: junto con ellas ha creado un nuevo grupo de microcrédito y ahorro.